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La Empatía en el Aula

   En esta oportunidad les quiero presentar mi propuesta en cuanto a cómo contribuir en la Optimización de la Atención y Participación Espontanea de los estudiantes de todos niveles durante la jornada escolar. Esta propuesta, desarrollada en mi Fase de Ejecución de un Proyecto Comunitario de la UPEL, se basa en la Empatía, que no es más que la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que siente o incluso lo que puede estar pensando. Las personas con una mayor capacidad de empatía son las que mejor saben "leer" a los demás. Son capaces de captar una gran cantidad de información sobre la otra persona a partir de su lenguaje no verbal, sus palabras, el tono de su voz, su postura, su expresión facial, etc. Y en base a esa información, pueden saber lo que está pasando dentro de ellas, lo que están sintiendo. Además, dado que los sentimientos y emociones son a menudo un reflejo del pensamiento, son capaces de deducir también lo que esa persona puede estar pensando. (Ana Muñoz, 2016)

 

   En este proyecto se explica la importancia de la Empatía en el contexto del Proceso de Enseñanza-Aprendizaje de un grupo de estudiantes de educación primaria. Se inició llevando a cabo la fase de Diagnóstico de la Situación Institucional tomando la problemática de la Deficiencia en la Consolidación de las Áreas Básicas de Conocimiento. 
   En la fase de Planificación de la Propuesta me basé en el bajo Nivel de Atención y Participación Espontanea de los niños establecido como un patrón en la mayoría de los estudiantes.


 La fase de Ejecución, donde se desarrolla la Propuesta de la Empatía en el Aula iniciando con la capacitación de los docentes y concienciación de los educandos, está basada en posibles acciones que ayudarían a estabilizar las situaciones problemáticas.

   Y finalizando con la Implementación de acciones empáticas en el desarrollo de las actividades dentro del aula. Se finaliza con la Fase de Evaluación donde se realiza una comparación entre lo planificado y lo realizado, obteniendo resultados satisfactorios y cumpliendo de manera óptima los objetivos planteados en esta investigación. 



   Aunque el nombre más conocido por todos nosotros es el de Empatía, actualmente también es conocida como La inteligencia Interpersonal de Howard Garnerd y a la par se encuentra La inteligencia emocional, presentada por Daniel Goleman; esta última establece la importancia de educar el Coeficiente Emocional (CE), especialmente en los niños, como una forma de paliar las dificultades relacionadas con la autoestima, la adaptación a diferentes circunstancias, las interacciones y y la situaciones de estrés emocional. En este sentido, existe la posibilidad de desarrollar hábitos tendientes a aumentar la inteligencia emocional y, de esta manera, mejorar las cualidades sociales y emocionales como la empatía, el control de nuestro genio, la autonomía, la amabilidad, la capacidad de adaptación y la capacidad para resolver situaciones interpersonales. En el aula, este tipo de inteligencia es imprescindible, principalmente para los educadores. Y si se es capaz de enseñar empatía a los niños, se habrá hecho un trabajo excelente, dejando en ellos una huella, una enseñanza que les servirá toda su vida, incluso cuando ya ni recuerden los contenidos que se les ha enseñado. A través de la empatía se es capaz de interpretar las necesidades y motivaciones de los estudiantes llegando a comprenderlos. Y algo importantísimo en un educador, aprender a ponerse en lugar de los estudiantes y ser capaz de interpretar la impresión que se les causa, será crucial para adaptar la manera de enseñar a las necesidades de dicho grupo. (Viki Morandeira 2012)

   Un alumno que no atiende al desarrollo de la clase seguramente no aprenderá, salvo que tenga innatas las cualidades de estudiante autónomo, lo que es muy difícil.Hay alumnos que están físicamente presentes, pero mentalmente ausentes, lo que significa que no participan del proceso educativo. Prestar atención es necesario tanto para escuchar activamente al docente, seleccionando y reteniendo la información relevante, como para atender a la tarea que se encomienda realizar, y prestarle atención también a la misma. La atención del alumno es más fácil de ser captada cuando el tema y los recursos didácticos que el docente propone y posee, resultan interesantes, pues la atención requiere ser motivada cuando no se cuenta con motivación intrínseca. (Hilda Fingermann, 2010)

   La Motivación es un factor que dinamiza el comportamiento animal y humano. Activa y dirige a un organismo hacia una meta. Las motivaciones pueden ser conscientes o inconscientes, simples o complejas, transitorias o permanentes, primarias (naturaleza fisiológica) o secundarias (naturaleza personal o social); a ellas se agregan las motivaciones superiores, como los ideales existenciales que el individuo asume con miras a su autorrealización. El aprendizaje lo que hace es capacitar al organismo para la ejecución futura de un determinado acto. En consecuencia puede existir un aprendizaje latente, como cuando aprendes un concepto en clase; pero es en el momento del examen es cuando demuestras que lo dominas.

   Algunos de los factores que influyen en la participación del estudiante en el aula son los siguientes: la influencia del profesor, aspectos relativos al conocimiento, al afecto y al perfil exhibicionista que tenga cada persona. De esta forma, la motivación y la pregunta resultan un hecho clave en el proceso interactivo de la intervención, que a su vez se clasifica en directa, indirecta y grupal, según sus características. Tener un alto grado de participación en clase es importante y altamente productivo para el alumno. Aclarar dudas, preguntar, asumir una posición firme con respeto a un caso puntual, dialogar, argumentar, entender, cuestionar, diferir con fundamentos bien formados y seguir con atención un tema preciso son algunas de las tantas ventajas con las que cuentan quienes disponen de dicha capacidad, que a largo plazo se convierte en un factor determinante en el proceso enseñanza-aprendizaje.

   En la medida en la que se estimule al alumno a participar, a exponer sus ideas, a matizar e incluso corregir sus exposiciones, percibirá que el desarrollo de la clase no es algo impuesto sino que se va negociando entre profesor y alumnos. Además, esta participación permite conocer las ideas previas de los alumnos en torno al contenido de aprendizaje que se está tratando, detectar sus errores y corregir sus incomprensiones. La forma de reaccionar ante los errores es otro de los factores que puedes favorecer o obstaculizar la participación espontanea de los estudiantes. Si el profesor los asume como parte del proceso de aprendizaje y transmite al alumnado que son algo natural y consustancial al aprendizaje, contribuirá a crear un ambiente de seguridad que favorecerá la participación en clase. (Turner y Meyer, 1999). En cambio, si los errores son percibidos como fracasos que deben evitarse, los estudiantes mostrarán menor predisposición a intervenir, además de contribuir negativamente al clima emocional del aula. Por otra parte, cuando se rechaza de forma sistemática la intervención espontanea de los alumnos, estos sienten que lo importante para el profesor es la materia que se trae aprendida y tiene que explicar, pero no las dudas o el aprendizaje del alumno. Este rechazo continuado inhibe la participación entorpeciendo y dificultando el proceso de aprendizaje. (Isabel Cuadrado Gordillo, 2008)

   Presentados estos organizadores previos necesarios para la comprensión de la Propuesta de la Empatía en el Aula (que no es nada nuevo, por cierto), procedo a justificar mi idea con una frase de Daniel Goleman en su Teoría de la Inteligencia Emocional:

“Las emociones en el ser humano son directamente proporcional a la capacidad de aprendizaje del mismo”.

   La intención principal es fortalecer, a través de la validación de las emociones y la empatía, el proceso diario de enseñanza-aprendizaje dentro del aula demostrando a los estudiantes la importancia de expresar sus emociones, generando interés en la clase y que se avoquen a participar sin temor.



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